Carta de Víctor Valdés a Casillas

El Mendicutti cuenta que, en la mili, como tenía estudios, le pusieron a enseñar a leer y a escribir a los soldados que no sabían. Uno de ellos, noblote como pocos, tenía mucha prisa por aprender, porque se moría de ganas de escribirle una carta a su novia para decirle que la quería mucho y la echaba mucho de menos.

El Mendicutti se ofreció a escribir él una primera carta, con las cosas que el soldado quería decirle a la novia. El soldado le fue diciendo, a su manera, palabras de amor a la novia, y el Mendicutti las fue escribiendo a su manera, para que quedasen como si el soldado fuese Pemán. Al cabo de unos días, el soldado le enseñó la carta que, en respuesta a la suya, le había escrito la novia, que sí que sabía escribir, a su manera. La novia le decía al soldado que su carta le había gustado mucho, pero que no había entendido casi nada. Y luego le hablaba, a su manera, de lo mucho que ella también le echaba de menos, de lo que harían cuando volvieran a estar juntos…

El Mendicutti se juró entonces que aquel soldado aprendería a leer y a escribir antes que ningún otro, para poder escribirle, a su manera, una carta a la novia, de su puño y letra. Y el soldado consiguió hacerlo. Y la novia lo entendió todo. Y el Mendicutti siempre dice que, de todas las cosas que ha hecho en su vida, de pocas está más orgulloso.

—Doña Susi, quiero escribirle una carta a Iker Casillas, para darle ánimos –me dijo mi Víctor Valdés, portero del Barça, cuando se enteró de que Ancelotti había dejado a Casillas en el banquillo–. Quiero decirle esto, esto y esto. Pero no tengo tiempo. ¿Se la escribe usted por mí?

Le dije que por supuesto, que le diría a Casillas eso, eso y eso, a mi manera. Y escribí:

«Querido Iker: te acompaño emocionalmente en el martirio, pero es que no puede uno estar embarazado de cuatro meses al principio de la Liga. Es normal que Ancelotti no quiera que corras riesgos. Creo que, a los futbolistas, el embarazo les dura como mínimo dos temporadas, y que luego tienen seis meses de baja por maternidad y otros seis de baja por lactancia. Por tanto, se nos va a echar encima el Mundial de Brasil y Del Bosque tendrá que ponerme a mí de portero titular con La Roja. Me das mucha envidia, y sólo de pensar en lo que te va a cambiar el metabolismo se me ponen los vellos como escarpias. Se te quiere, chaval. Tu Víctor».

—Doña Susi –me dijo Valdés, cuando recibió la respuesta de Iker–, a partir de ahora va usted a darle masajes a Paquirrín.

Qué desagradecido, ¿no?